Se cumplen ya dos años desde el lanzamiento de ChatGPT donde todos quedamos asombrados de sus capacidades aún sin todavía comprender hasta qué punto podrían transformar la industria o cualquier sector.
El mundo está todavía explorando su potencial y ya se están consolidando los primeros casos de uso y ahora es el turno del mundo del automóvil. Tras varios años en los que la disrupción del sector provocada por la llegada del vehículo eléctrico, conectado y con sistemas de asistencia con cada vez mayor autonomía hacía temblar a grandes gigantes del sector, los modelos de lenguaje, con la integración adecuada prometen un futuro apasionante.
La experiencia de conducción se va a personalizar al máximo. Con asistentes inteligentes que podrán realizar de forma autónoma numerosas tareas tediosas y que, con la conectividad entre vehículos e infraestructura, optimizarán el ecosistema de movilidad.
En cada disrupción siempre hay tres grupos: los que la lideran, los que se ven arrastrados y los que se quedan por el camino. Por supuesto, la visión juega un papel fundamental ya que el primer paso para inventar el futuro es imaginárselo.